Os invito a leerla con interés, os gustará, seguro. Supone un oasis de reflexión y un acicate para el pensamiento en estos tiempos que corren, que nos contagian y arrastran, como un vórtice, aparentemente irresistible, a la mediocridad.
Me escribes, Daniel, para quejarte del tedio que te
produjeron tus profesores cuando estudiabas, tanto en el bachillerato como en
este primer curso de Universidad. Espero que no me incluyas entre los causantes
de dicho tedio. En cualquier caso, creo que debo enseñarte algo hoy para
alejarte del exceso de hybris que se padece en la juventud y que,
humildemente, creo que te distrae de lo esencial. Como me gusta predicar con el
ejemplo, me dispongo a reconocer la parte que me toca, con la esperanza de que
asumas tu parte de autocrítica, y espero que te des cuenta en seguida de que tú
quizás tengas una parte muy grande de responsabilidad en este "sentirse
defraudado".